Desde donde estoy se ve la Luna

Un cuerpo que se sabe humano, limitado y finito, intenta descifrar la sensación de vastedad para experimentar desde la cercanía.
Inspirada en abstracciones del mar y el cosmos, dispone objetos, luces y sonidos que en conjunto acercan a escena la inmensidad que transmiten las potencias de ambos espacios. A fin de conectarse con algo más grande, se monta a sí misma en ellos, trayendo consigo un proceso de introspección que la lleva a expandir los límites conocidos de su interior.
Desde donde estoy se ve la Luna, aflora la versión variable y diversa de sí misma: su ser criatura, aquella que de algún modo todos los seres humanos tenemos dentro. Como una anguila eléctrica recién nacida, como un oso peludo y sintético, como una anciana cósmica… parece delirar. Bamboleante, acuática, tan airosa como pesada, amante de lo inabarcable, extraña, bella y horrenda en el mismo segundo. Se expande, se halla extensa, infinita.

1 Histórico de funciones